Para el buen funcionamiento de la peregrinación, es imprescindible que todos prestemos un buen servicio a la Señora, haciendo sonreír a los enfermos. Para ellos tenemos un decálogo que debemos cumplir:
1- Honrarás la dignidad y lo sagrado de la persona del enfermo.
2- Servirás con todo tu corazón, inteligencia, fuerza y tiempo a los enfermos.
3- Cuidarás a los enfermos como te gustaría que te cuidasen a ti.
4- Hablarás procurando que tus palabras sean más bonitas que el silencio.
5- Evitarás las distracciones que puedan aumentar los sufrimientos de los enfermos.
6- No matarás las esperanzas de los enfermos con las prisas, las chapuzas, las indelicadezas, el enfado o la inapetencia.
7- A la horfa de servir nunca dirás: "No me toca a mí".
8- Hablarás a Dios de los enfermos y a los enfermos de Dios.
9- Lucharás contra la más grave enfermedad de nuestro días: la falta de amor y de escucha a las personas.
10- Cuando te encuentres cansado o con ganas de dejarlo todo, recordarás: "Todo lo puedo en Aquél que es mi fuerza"